"...La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar..." Para leer el libro completo, haz clic aquí

domingo, 1 de agosto de 2010

Dificultades en la Elección de Pareja

Desvivirse para encontrar o mantener una pareja impide que ella sea gratificante y enriquecedora.
Fenómeno plagado de múltiples mitos sociales priva a la relación más espontánea del mundo de su naturalidad y sinceridad.

La elección de otra persona para compartir con ella múltiples experiencias, la atracción física y la sexualidad compartida en forma plena van llevando a la constitución de la pareja. Estas son las bases.

El enamoramiento de los primeros momentos puede o no darse y esto no es índice de que la pareja sea más o menos rica, más o menos duradera.
Estados de enamoramiento van sucediendo en el transcurso de la historia en distintas etapas de la relación. Esto es posible cuando la relación crece, la comunicación se torna más fluida y libre, la sexualidad se enriquece y la presencia del otro acompaña en la vida en un andar conjunto.
De esto se trata el amor de pareja.

Veamos entonces algunos de los mitos de los que hablamos:

*La espera del amor rosa, del momento justo, de la otra mitad.
*La creencia de que las casualidades o factores ajenos son determinantes del comienzo y mantenimiento de las parejas.
*Eludir la confrontación, el disgusto, la disidencia, el enojo en aras de “estar bien”. Son todas plagas que desgastan la relación y con el tiempo por no quedar sin pareja, la pareja deja de serlo y sigue una penosa convivencia perjudicial para todos.

Tener y sostener una pareja depende, además de lo dicho, de un trabajo personal y mutuo.

El trabajo, el esfuerzo, el ceder, el dar, el dolor, los disgustos, las frustraciones, los momentos de soledades, son ingredientes necesarios e indispensables. Si ellos tienen una proporción desmesurada a comparación de lo gratificante, satisfactorio, divertido etc. habría que ver si no se trata de una relación patógena.

Dar, frustrarse y ceder y ceder y ceder suele ser una de las “entregas heroicas” que en definitiva tiene el fondo de no querer quedar sin pareja. Negocio bastante desventajoso viendo los resultados de pobreza afectiva y problemas de salud que acarrea esta posición.

Crear y sostener una pareja que enriquezca cada vez más a sus integrantes no exime de que se pueda terminar en algún momento con la ruptura de esa pareja, el otro camino es crear, sostener una relación con el objetivo único de hacerlo sólo para no quedar sin ella.

Elegir lo último es tan válido como cualquier otra elección, por otra parte no es cualquier elección, es una elección de no caminar junto a nadie en la vida, relegar la sexualidad, no poder sostener jamás una relación espontánea y sincera, construirse una careta sin la cual no se puede andar, compartir con otro el techo-cama-mesa en donde cada uno es desconocido y hasta inexistente como persona para el otro.

No dejamos de recordar que el amor de pareja tiene sentido en el marco de lo expresado por Saint Exupery “el amor es aquel delicado proceso por el que te acompaño al encuentro de ti mismo”. Con atracción física, sexualidad siempre renovándose, caminar juntos en la vida desechan cualquier miedo a perder la pareja, sin descartar tampoco que esto pueda suceder.


CÓMO ELEGIR A LA PERSONA ADECUADA:

Muchos chicos y chicas se quejan de su mala suerte con las parejas, con lo mal que les ha ido siempre en el amor y con la repetición en sucesivos noviazgos de la misma mala suerte o del mismo error. En realidad, esto no es por casualidad, sino más bien debido a la programación emocional que tengamos, es decir, al conjunto de decisiones y creencias que abrigamos sobre nosotros y sobre los demás, que nos condicionan y nos hacen tomar unas decisiones y no otras. A menudo esta programación puede ser inconsciente y provenir de nuestra infancia, adolescencia y de otros acontecimientos vividos en nuestra historia emocional y afectiva.

Para hacernos conscientes de nuestras elecciones, nos vendría bien pararnos a pensar con que clase de personas hemos estado saliendo, para hacer balance y darnos cuenta que características tenían positivas y negativas y si tendemos hacía un patrón o estándar de elección de parejas que aún sabiendo que no son las adecuadas nos arriesgamos a tener. Es posible que si confeccionáis una lista con los defectos de vuestras parejas, se repitan muchos y sería positivo reflexionar cual puede ser el motivo. Generalmente el motivo esta en nosotros mismos.

Dependiendo de cómo nos sentimos, elegimos unas personas u otras. Si por ejemplo tiendes a la dependencia y a que alguien tome las decisiones por ti, es posible que elijas parejas protectoras y de mayor edad, buscando un poco la figura del padre o de la madre. Otras veces si tienes miedo a comprometerte, a la intimidad o al éxito, eliges parejas difíciles o inasequibles que dificultan una sana relación.

Fundamentalmente, conseguirás como pareja, lo que creas merecer. Es por ello fundamental que antes de embarcarte con alguien en algún tipo de compromiso emocional, analices como te sientes, si es el momento o no de acceder a una relación y ver si la persona elegida es compatible y tiene una personalidad y un carácter que nos gustan y nos facilita el sentirnos queridos y amados.

A veces también, la distracción de nuestra propia vida, el evitar crecer o la necesidad de llenar algún vacío, pueden ser causas erróneas de la elección de una pareja y lo mejor será reconocer el motivo y que soluciones de otro modo tus problemas, pues nadie lo hará por ti.

Fuentes:

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