"...La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar..." Para leer el libro completo, haz clic aquí

martes, 8 de febrero de 2011

Parabola Antigua

Oí una parábola antigua, y debe ser muy antigua porque en aquellos días Dios acostumbraba vivir en la tierra. Un día un viejo campesino fue a verlo y le dijo: "Mira, tú debes ser Dios y debes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte. No eres un campesino. No conoces ni siquiera el A, B, C de la agricultura, tienes algo que aprender".

Dios dijo: "¿cuál es tu consejo?", el granjero contestó: "Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo creo y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más".

Dios aceptó y le concedió al campesino un año. Naturalmente éste pidió lo mejor y sólo lo mejor, ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano. Todo fue confortable, cómodo y él era muy feliz; el trigo crecía altísimo.
Cuando quería sol, tenía sol; cuando quería lluvia, había tanta lluvia como hiciera falta.  Ese año todo fue perfecto, matemáticamente perfecto. El trigo crecía tan alto que el campesino fue a ver a Dios y le dijo: "¡Mira! Este año tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en diez años, aun así tendremos comida suficiente".

Pero cuando se recogió la cosecha, los granos estaban vacíos. El granjero se sorprendió, le preguntó a Dios "¿Qué error hubo? ¿Qué pasó?"

Dios dijo: "Como no hubo conflicto, ni fricción, como tú evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios porque sacuden el alma dentro del trigo".


No hay comentarios: