"...La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar..." Para leer el libro completo, haz clic aquí

domingo, 29 de mayo de 2011

Si se Quema tu Choza

Un día, zarpó un barco a alta mar. Iban 20 hombres.
Era un viaje de 50 días y entre ellos se encontraba un creyente de quien todos en la tripulación se burlaban.
Una noche estallo el cuarto de máquinas y se hundió el barco sobreviviendo sólo el creyente al naufragio.

El único sobreviviente del naufragio estaba sobre una pequeña isla desierta. Estaba orando fervientemente, pidiendo a Dios que lo rescatara.

Todos los días revisaba el horizonte buscando ayuda, pero esta nunca llegaba. Ya cansado, eventualmente empezó a construir una pequeña cabaña para protegerse y proteger sus pocas posesiones.

Un día se fue a pescar y regreso corriendo al ver que se quemaba su choza y no pudo salvar nada. Después de haber perdido todo, anduvo vagando en la isla como sonámbulo, ya sin esperanza. 



El náufrago estaba confundido y enojado con Dios y llorando le decía:



“¿Cómo pudiste hacerme esto?”, y se quedó dormido sobre una hamaca.

Temprano a la mañana siguiente, escuchó asombrado la sirena de un buque que se acercaba a la isla.
¡Venían a rescatarlo!.

Al llegar sus salvadores les preguntó:
"¿Cómo sabían que yo estaba aquí?"

Y ellos les respondieron:
"Vimos las señales de humo que nos hiciste..."

Recuerda: la próxima vez que tu pequeña choza se queme, no pierdas la fe. Puede ser simplemente la señal de humo que te salve…

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